Hoy me encuentro en medio de una pandemia, pensando qué será del resto de mi vida. Qué paradoja; me hago esa pregunta con la seguridad de que me espera una larga vida. Pero aquí lo único seguro es la muerte.
Me parece increíble todo lo que ha pasado en tan solo un año. ¿Quién se lo iba a imaginar? O Dios nos jugó sucio o esto ya nos los venía diciendo tiempo atrás y simplemente no habíamos prestado suficiente atención.
Qué desdicha ver muertos todos los días, ver personas cercanas que pierden personas amadas. Qué impotencia que un virus nos domine de esta manera.
Pero sí algo me puedo llevar de este año, es que empecé a disfrutar mi presente. Con lo que tengo, con quienes están conmigo. Eso, indudablemente, me ha mantenido cuerda en medio de un mundo que está perdiendo la razón por culpa de una catastrófica enfermedad.
Hoy abrazo mi presente como si no hubiera un futuro y como si no estuviera en deuda con mi pasado. Hoy abrazo en mi cabeza sentimientos de fe y esperanza. Hoy agradezco despertar cada día.
Hoy soy y estoy presente.
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