Érase una vez una mujer que lo tenía todo y un chico que no tenía nada.
Érase una vez una historia de amor entre el éxito y la duda.
Érase una vez un cuento perfecto.
Margot tiene la vida perfecta: es una mujer de la alta sociedad cuya familia tiene un estatus elevado, es accionista y jefa de la empresa en la que trabaja, vive en Madrid y tiene todos los lujos a su alcance. Su prometido Filippo es guapísimo, caballeroso, atento, en pocas palabras, es el hombre perfecto. Sin embargo, ella siente que el cuento de hadas en el que vive le queda grande. Así que justo antes de su boda, la carroza de Margot se convierte en calabaza y sus planes de vivir con su príncipe felices para siempre se ven afectados.
David es un hombre de 27 años que trabaja como bartender, duerme en un sillón en la casa de un amigo y no tiene planes a futuro definidos, además de que está obsesionado con su guapísima y sexy ex-novia Idoia, quien lo deja porque aparentemente, no es suficiente para ella.
Una noche en el bar, David conoce a la chica de los ojos tristes, con quien entabla una amistad al descubrir que ambos quieren a sus parejas de vuelta y con quien ideará un brillante plan para recuperarlas cueste lo que cueste.
La química entre Margot y David es inevitable desde el primer momento, a pesar de no ser precipitada. Yo diría que es un slow burn perfectamente elaborado que por cierto, me encantó porque logró que me picara demasiado con la historia y me mantuvo esperando que explotara en algún momento lo que ambos estaban sintiendo y, vaya que explotó.
Margot me pareció un personaje muy real, que todo el tiempo quiere complacer a los que la rodean para demostrarles su valor, cuando en realidad lo único que logra es sentirse pequeña. Algo que David nota en ella de inmediato. Me fascinó la profundidad con la que se llegan a conocer ambos personajes, lo fácil que les resulta comunicarse, hacerse reír, decirse el uno al otro lo que son y lo que valen, sus defectos y sus virtudes. Su relación surge de manera muy natural.
Fue una historia que disfruté, que me hizo reír bastante, me hizo sonreír, me llevó hasta los hermosos paisajes de Grecia y Santorini y que sin duda, me dejó una gran lección acerca del amor propio y la importancia de la madurez en las relaciones.
Un Cuento Perfecto es un libro lleno de romance, amistad, pasión, pero también lleno de dudas, contradicciones y sobre todo, realidad. Es un libro que te deja queriendo más.
«El amor nos pone a prueba. No duele, en absoluto, pero casi siempre exige de nosotros mismos más madurez, menos egoísmo, más valentía».
Y si bien, yo quería que Margot tuviera un final feliz de princesa de Disney, algo me decía que eso no sería posible. Conforme avanzaba la historia, sentía a David muy inmaduro, inseguro y hasta cierto punto, machista. Siendo el típico hombre que te eriza la piel con solo verlo, pero con el que sabes que no llegarás muy lejos porque he needs to get his shit together. Argumento suficiente para anunciar un final en el que Margot terminaría sola, pues Filippo ya no era opción y realmente necesitaba tiempo para ella misma, para conocerse mejor y hacer lo que quería sin necesidad de complacer a los demás... Sinceramente no vi venir la otra opción.
Así que sí, definitivamente la autora escribió dos finales alternativos para hacernos sufrir a los lectores al tener que escoger. ¡Dios! ¡Qué dilema! Recuerdo haber tenido que escoger qué le deparaba a los personajes en la película de Bandersnatch en Netflix pero, elegir entre dos finales EN UN LIBRO, JAMÁS.
Me confundió demasiado lo que estaba leyendo y genuinamente estuve a punto de llevarme la decepción más grande de mi vida, pero al leer el Epílogo, ¡WOW! Me quedé speechless. Elísabet supo llevar la historia bastante bien, supo engancharme, confundirme, me hizo tener una pelea interna sobre cuál era la mejor opción. Para nada es queja, pero entonces...
¿CON QUÉ FINAL ME QUEDO YO?
Una parte de mí quería El Final Perfecto, en el que Margot y David se aman, se complementan y viven felices para siempre, pero, otra parte me decía a gritos que efectivamente, el amor no lo puede todo y siendo realista, se necesita más que buen sexo y risas para tener una relación que perdure. Dicho esto, me quedo con el final de Margot, porque a pesar de ser el final agridulce, es el que más se adapta a cómo veo la vida, el amor y las relaciones hoy en día. Así que lo siento, David. En mi mundo y en mi cabeza no hay segundas oportunidades. Such a shame que no supiste valorar al mujerón que tenías.
Si llegaron hasta este punto y ya leyeron el libro, no duden en comentarme qué final escogerían ustedes y por qué.
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