Cuando Conor despertó siete minutos después de la media noche, apareció el monstruo. Pero no era el que Conor había estado esperando, el que había estado enfrentando todas las noches desde que su madre comenzó con el tratamiento. No era el monstruo de las pesadillas que comenzaron cuando le detectaron cáncer en etapa avanzada.
El monstruo, ese que toma forma de un árbol de tejo, le dice a Conor que le contará tres historias y después de éstas, quiere algo terrible y peligroso... Quiere la verdad.
Un monstruo viene a verme es un libro que nos habla de nuestra dificultad para aceptar la pérdida. Es una mezcla de lo doloroso y lo intuitivo, de lo simple y lo profundo.
A pesar de ser una historia sencilla, tiene un mensaje bastante complejo y debo reconocer que tiene una narrativa maravillosa. Conor se encuentra en ese tránsito de la infancia a la madurez, en donde tiene que aceptar la incertidumbre de crecer. Me dejó perpleja la facilidad con la que el autor aborda esta premisa en el protagonista y todo el trasfondo psicológico que hay detrás de los pensamientos de Conor y de los relatos del monstruo.
De las historias que le cuenta el monstruo a Conor, la que más me gustó fue la del boticario y el párroco; me resultó muy interesante la postura del tejo ante la respuesta de ambos personajes.
Trabajé en un hospital de Oncología hace algunos años y recuerdo que mi primer experiencia al entrar al área en donde aplicaban las Quimioterapias fue bastante traumante. A veces me quedaba pensando en lo difícil que era para los pacientes estar sometidos a constantes visitas al hospital para tomar sus quimios, por anemia o por infecciones secundarias a éstas. Pero algo que me impactaba más, era el apoyo que recibían por parte de los familiares. Y pensaba en lo difícil que debía ser para ellos estar todo el tiempo al pendiente, esperando lo mejor o lo peor.
Un punto muy importante que considero yo, toca el libro, es el de las contradicciones internas. Todos tenemos pensamientos profundos y oscuros que no podemos compartir con el resto de la gente porque seguramente nos juzgarían, nos harían sentir culpables. Y es justo con lo que debemos lidiar... Con la culpa. Con nuestra propia culpa.
El final me dejó llorando a las 3:00 am con un sentimiento extraño en mi corazón, que sin duda, despertó algo dentro de mí.
Es un libro ligero, adictivo, que se puede terminar en un día, pero que dejará una enseñanza de por vida. Mi favorito del 2022, so far.
«Tu vida no la escribes con palabras. La escribes con acciones. Lo que piensas no es importante. Lo único importante es lo que haces»